Juego de tronos

Aquí nuestro tercer post para nuestro nuevo Blog en Castilla y León Económica:

En uno de los miles de maravillosos reportajes de Informe Robinson (para mí, el mejor programa que se emite en televisión), cuenta Luis Enrique por qué decidió Van Gaal contar con un joven José Mourinho como miembro de su cuerpo técnico, tras el año que había pasado el portugués en el F.C. Barcelona como ayudante de Robson.

trono
Al mes de llegar Van Gaal a entrenar al Barcelona, en palabras de Luis Enrique, entró en el vestuario y dijo a los jugadores: «¡José se queda! ¡Porque José no dice lo que yo quiero escuchar, dice lo que piensa!». Y añade Luís Enrique:»¡Ostras! Y decirle lo que uno piensa a Van Gaal y que sea contrario a lo que él piensa, no creas que se atreven muchos».
Líderes
Esa anécdota me hace pensar en una de las muchas diferencias (una de las más importantes) que hay entre un gran líder y otro que no lo es. Y es que un gran líder siempre va a querer rodearse de los mejores -porque sabe que así va a ser mejor él y el equipo que lidere- y va a facilitar que éstos le digan cómo ven las cosas, independientemente de si están de acuerdo o no con sus ideas o criterios.
Jamás he entendido cómo personas aparentemente brillantes buscaban como colaboradores a otras cuya primera cualidad fuera que no pudieran ensombrecerles.
O mejor dicho, sí lo entiendo.

Lo entiendo desde el prisma de una inseguridad latente, de una autoestima mal calibrada, de una desconfianza absoluta hacia el ser humano y, cómo no, desde el miedo. Desde el miedo a que al estar rodeado de personas realmente brillantes a las que permitas dar su verdadera opinión y a las que ayudes a desarrollarse y crecer, alguna de ellas puedan quitarme los focoso incluso destronarme.
Rodearse de los mejores
Mi perspectiva, desde luego, está muy alejada de todo ello.
Pienso que somos mucho mejores rodeándonos de los mejores. Pienso que nos enriquecemos mucho más cuando hacemos porque los demás nos den su perspectiva, por muy alejada que esté de la nuestra. Pienso que crecemos mucho haciendo aflorar el talento de los demás.

Y sobre todo pienso que, si somos buenos y estamos seguros de serlo, lo que buscaremos será rodearnos de personas muy buenas, les ayudaremos a que sean aún mejores y dará igual si en algún momento alguno de ellos pueda quitarnos algún ficticio trono en forma de puesto en una tarjeta o de cartel en una puerta, pues de suceder eso, otro irrealtrono nos estará esperando en cualquier otro lugar.
Porque, ¿acaso hay algún trono que defender?

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